Pero la verdad, es que hay una moda que nunca cambia.
Sí, ese extraño sentimiento que sentimos hacia una persona. Sí, esas ganas locas de verle, de sonreirle, de mirarle fijamente, de decirle todo lo que piensas. Pero sin embargo, en un puto momento, puede desaparecer. Odiarlo lentamente, que no desaparezca de tu mente, que no quieras verle, que ya no quieras escucharle. Que todo lo que te dijo es mentira. Que ya no puedes creerte todo lo que dice.
Porque ahora solo quieres que desaparezca.
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