viernes, 16 de diciembre de 2011

No te hacía bien.

Tú y tus amigos siempre habíais sido muy 'extraños' por así decir. Siempre metidos en ese mundo de drogas y descontrol. Yo sabía que me podía haber enamorado de otro, un poquito mejor, que por lo menos, no tomara esas cosas. Pero me enamoré de ti, que le vamos a hacer.



Aún recuerdo ese recreo como si fuera ayer.

-Eh, vosotras, ¿nos habéis cogido las sillas, verdad?
+Ehh..no. Las hemos cogido de ahí.
-Ya, claro. Pues cuidadito con quien las haya cogido, porque se va a meter en un buen lío.

Parecía mentira que le hubieras dicho que habíamos sido nosotras, metiéndome en un lío a mi, que ni si quiera había tocado esas sillas. Pero si, eras el mismo gilipollas de siempre. Y tus amigos también.
Creyéndose los más guays de todo el mundo. Malditos creídos.
Luego para rematar, no se si fueron ellos, o fue idea tuya, pero aún así, no me gusto para nada.
Llegaron los dos, en paralelo a nosotras, después, se fueron cada uno para un lado y se pusieron a las esquinas de nosotras. Pegados. No sabía como reaccionar. Si era idea tuya, podías haberte puesto tú.

A mí no me gustan las personas como tú, que tiran la piedra y esconden la mano. No me gustan, pero aún así, te perdono. Porque eres en lo único que pienso, en lo único que deseo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario